sábado, 2 de abril de 2011

Ushuaia


La ciudad más austral de la Argentina está ubicada donde bien expresa la foto:


Ya deje los hostales para volver a quedarme en casa de un couchsurfer, Rubén, un emprendedor, saxofonista y vividor de la vida, este fue mi couch durante los cinco dias que me quede por el Sur. El chico se montó una empresa de turismo y hace viajes al Parque Nacional Tierra de Fuego. Desafortunadamente, justo la semana que estuve yo no le salio nada, pues ya estamos en temporada baja.
El primer día, había planeado tomármelo con calma, ver lo que ofrecían la ciudad y los alrededores, así que fui a la ofi de turismo, al banco, a sacar el pasaje para Buenos Aires... y a informarme de las excursiones en barquito... y resulta que más casualidades de la vida, cuando estaba preguntando entró Johannes, el alemán que conocí en Buenos Aires y con el que fui a San Telmo y a ver el Río de La Plata... así que me uní a la excursión del barco, ya que él ya la había contratado.
Fuimos a ver unas islas donde había cormoranes y otras aves varias, nos vistieron de butanitos para que no nos mojáramos en el velero:


Después navegamos a otras islas a ver los leones marinos y más cormoranes: 


Y como fue un viaje en petit comité, 6 personas, nos fuimos juntos a cenar centolla, que es típica de Ushuaia. Yo le había preguntado al guía un sitio bueno, bonito y barato para tal evento... pero otra vez me junté con p... guiris, a parte de llevarme a cenar a las 7h30, fuimos a un sitio pichi máximo, es decir, que ahí sí que me doblaron y me crujieron  las costillas, a parte de dejar de propina un riñón y las dos córneas. Sin palabras. Por lo menos la cena estaba espectacular, el vino y el postre (entenderéis la factura de 4 dígitos, en pesos  argentinos eh!! que no en lereles) Luego una cervecita al Dublín y a casita.
Al día siguiente Johannes y yo intentamos subir al cerro Martial a ver al glaciar del mismo nombre pero amaneció gris y subiendo nos cayó una nevadita... así que nos fuimos a comer a las 12 pm, yo ya le voy cogiendo el gusto (e interpretad el verbo como queráis), a esto de los horarios europeos... me va a venir bien cuando me vaya a Alemania. 
Por la noche nos juntamos los mismos del barquito en el mismo bar, el Dublín... pero aún siendo martes se montó una fiesta... pero acabó un poco mediocre, la gente muy borracha y el canadiense del barquito echando los trastos a toda hembra que se le cruzaba en el camino, proposiciones indecentes con voz de gangoso y cara de mamón... así que hice la 13/14 y eché una bomba de humo y Sarini se fue a la cama.
Al día siguiente, otra vez de relax, porque no madrugué. Fui a comer al centro y paré en un restaurante bien barato pero con una carne, qué rica!! Y allá conocí a Umberto, un porteño que era marinero desde los 16 años, y que me estuvo contando su vida en el mar, que había estado en 106 países, que tenía sangre gallega (de los gallegos de verdad), que le habían pegado dos tiros, uno de ellos en la cabeza ,en Buenos Aires... muy interesante el personaje. Me invitó a comer así por mi cara bonita y luego incluso al café :)
Después de la entretenida conversación me fui a ver el Museo de la Prisión de Ushuaia, bastante curioso. Fijaos lo aburridos que estaban los presos, que hacían unas manualidades muy raras:


Y por fin, al día siguiente me fui al Parque Nacional Tierra de Fuego... con tan mala suerte que se pegó lloviendo todo el día. Allá caminé con Inés una jovenzuela alemana (imán, imán) que no le gustaba el trekking y se notaba, jeje, pero que era simpática.
Nada más llegar nos saludó el señor Zorro, curioso, a ver si le dábamos algo de comer:


Caminamos a lo largo de la costa, luego por el bosque, vimos lagunas, turberas y aunque el cielo estaba gris, nublado y el día frío y desagradable, eso no quitaba para que los colores del otoño adornaran el paisaje y deleitaran nuestros ojitos:


Por la noche, como tenía una espinita por ir a aquel restaurante bueno bonito y barato a comer pescado... allá que me fui, y desde luego mis ganas de matar a aquellos guiris aumentaron. Por la mitad de dinero, comí el doble en un ambiente más familiar, más como me gusta a mí.
Y nada, ya me despedí de la Patagonia. Fue un placer pero los 25 ºC de Buenos Aires me apetecía agarrarlos... y ahorita, mientras escribo estas líneas... voy en chanclas y tirantes :)

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola Sara!! Me han encantado los paisajes que nos muestras, el glaciar es realmente espectacular! Aquí la primavera está llegando antes que otros años pero no tengo mucha oportunidad de aprovecharla ya porque el tobillo me sigue dando guerra :/ Sigue disfrutando por el sur!
Besos,
Laura A.

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