lunes, 25 de abril de 2011

Cafayate

Después de una relajada tarde en el pueblito fuimos a dar una vuelta para ver si había algo de marcha... pero la marcha argentina empieza retarde, y como en el hostel de Salta no dormimos muy bien, habíamos estado todo el día por ahí... al final decidimos volver al hostel.
Estuvimos jugando a las cartas con una autraliana y un lugareño y hale, a dormir que al día siguiente nos íbamos de paseo.
Pues eso, nos fuimos de paseo por el río Colorado, por un cañón en busca de una cascada. Al principio intentamos ir solas pero luego terminamos uniéndonos a un grupo que iba acompañado por un muchachito que hacía de guía. Casi mejor porque el camino no estaba marcado y tuvimos que cruzar el río 13 veces!!
Al final por supuesto metimos los pies, jeje, pero porque no quedaba otra eh! no porque fuéramos torpes, jiji.
Y llegamos a la cascada acalorados, nos pusimos el traje de baño, nos metimos al agua y... AAAAAAAAAAAAYYY qué fría, más que la de la Caldera de Duruelo. Pero bueno, nos hicimos la foto de rigor!!
Bajamos por otro lado, contemplamos el valle y por fin llegamos al punto de partida.
Por la tarde nos fuimos a comer un merecido helado. Y como estábamos en la tierra de los vinos... pues ¿de qué lo íbamos a pedir? Nos pedimos un helado de Torrontés, ese vino blanco afrutado tan riquísimo! pero el señor heladero que era la mar de majo nos puso una mini bola de helado de vino tinto... una maravilla.
Y después tarde relajada en el patio del hostel, las parras nos daban sombra y acompañando la lectura, tomamos mate, nuestro primer mate, nuestro de verdad porque usamos el mate comprado y ya curado por nosotras!
Y por la noche, nos pusimos las botas otra vez, a un precio ridículo en un restaurante de lugareños donde los perros ponían ojitos para que les echaras un cachito de carne... pero estaba todo tan rico que ni esos ojitos de gato de Shrek nos convencieron y nos lo comimos todo todo!!

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