Ché boludos, aquí Sarini escribiendo su experiencia en El Bolsón, el pueblo recontra(bis todas las veces que se quieran)hippie, y un poquito feo... La verdad es que a parte de la feria de artesanía, con más rastas por metro cuadrado que gente, poco más hay que hacer.
Mi Andres (Calamaro) querido dice que no piensa estar enero en Pinamar, no le excita cagar en el mar, que con tentación se va a El Bolsón a una gran suite (ya me contará dónde está!!) Yo no me vine con mucha tentación, más bien con pesar de decirles adiós a mis dos generosos, simpáticos y fenómenos couchsurfers de Bariloche. Me aguantaron en total una semana y les cogí (OOOOJO, sentido a la española no a la argentina) mucho cariño.
Pero hay que seguir el viaje hacia el Sur. En el bus me encontré con un pibito que me puso al día de la música argentina. Y fíjate tú qué casualidad que este tipo se había hecho amigo de dos españolas: Sonsoles y Pui.. jeje. Marina, ¿te suenan de algo? Con razón dice Carmen París: qué cositas más insolitas!! Pero no nos pudimos conocer en persona :( A la vuelta en Burgos!!
En fin que llegué a El Bolsón sin un mango (=sin dinero), triste y para colmo, el couchsurfer donde me quedaba vive... a tomar viento del pueblito, en un terreno okupado jajaja. Digamos que Carlos es un puretita antisistema bohemio, sí esa puede ser la descripción del chabón, que vive en lo que podría llamarse un rancho bien rancio y cutre... se lo está construyendo él mismo y le falta bastante. El baño estaba a parte de la casita... mejor no mirar por la taza del water pues se veian amiguitos que parecian ser pequeñas cucarachitas. El colchon donde iba a descansar mi cuerpo serrano... mejor no preguntar de donde habia salido... jaja. En fin, habia que tomarse el dia con filosofia.
Como quería estrenar mi tienda de campaña (PIPOL me he comprado una tienda rechula!! que parece un gran ataud) me fui a informar de los trekking que se podían hacer por allá. Parece que se empezaba a arreglar el día pues me junté con una parejita que quería hacer el trekking El Cajón del Azul, así compartíamos la plata del remise (=taxi). Después de darme una vueltita hice las compras y me volvía a la dulce suite... andando. Menos mal que en el camino me encontré a un ciclista que se había caído, se había quedado sin cena y resultó ser el vecino de mi host, así en lo oscuro no fui solita :)
Al día siguiente mis amiguitas me dieron plantón porque les habían dicho que en el refugio había pulgas y estaba sucio. Así que me fui yo con mi tienda, y conseguí por fin que en el (bendito) Banco Patagonia me cambiaran plata!! Al segundo intento... porque en el primero me pedian no se cuantos papeles.
Por el camino me encontré previamente con otra zona de acampada donde tenían un puma pequeñito que estaba aprendiendo a cazar, segun me dijeron los ojos verdes del refugiero. Y tuve el honor de que el pequeño puma me hiciera una demostración de sus habilidades felinas adquiridas intentando cazar una chaqueta (una especie de avispa)... y me quedé de charleta con el refugiero mu majo y con sus ojos verdes, ayyy que ojos verdes, jiji.
Pequeño puma cazador
Cazando chaquetas
Por fin llegué a mi destino, armé mi carpa chula, y me fui a ver dónde se encajonaba el río Azul, de ahí el nombre del trekking.
La noche la pasé con los refugieros, y al igual que no vi suites en El Bolsón, tampoco acá suciedad ni pulgas. Fue una encantadora velada con 3 personajes estupendos que me estuvieron explicando como funcionaba el refugio a base de energias renovables. El refugio tiene una miniturbina que funciona con el agua de un arroyito y carga unas baterías que proveen luz al refugio. El agua caliente de las duchas y la cocina a base de leña. Me regalaron un tomate recién cogido (jaja) del huerto, idem con las ciruelas... y como colofón me dejaron dos pieles de oveja para dormir calentita y mullida en mi pequeño gran ataud. Una delicia.
La vuelta... a todo correr para tomar el colectivo de vuelta a El Bolson. Hice unas compritas, me di una vuelta por la feria hippie y me volvi a casita soñando con una duchita calentita... mmmmmh que gustirrinin.
Y como ya me cansaba de la gran espera interminable de conocer el Glaciar de los glaciares... pues decidí pasar de Esquel (otra población) y comprarme un pasaje para El Calafate!! 26 horazas de colectivo, OLÉ.
En fin, que llego a la chabolilla y poniendo en practica mis conocimientos ingenieriles descubri que habia que llenar un deposito de agua, poner el liquido a calentar y despues disfrutar del baño. De pronto, mientras estaba llenando el deposito se acabo el agua... y Carlos no venia, no venia... Ya desquiciada y maloliente, paranoica de pensar que otra vez tendria que dormir en el mugriento colchon adquirido quien sabe donde... decidi ordenar mis cosas, cenar (pues me guarde un poco de agua para cocinar pasta para esa noche y el dia siguiente) y huir de aquel lugar. Consegui agarrar cobertura, una rallita, suficiente como para llamar un remise gritando: Mayday mayday, SOS, HELP I need somebody, HELP, now just anyone!!! etc etc. Justo cuando salia de casa vino Carlos, bien!! porque irme asi sin despedirme y dejandole todo el marron del fregoteo no me parecia bien... asi que le explique que no estaba demasiado a gusto, que me iba pronto al dia siguiente y que preferia estar en el centro en un hostel (limpio!!). Nos despedimos y el remise me llevo a un hostel que justo estaba a dos cuadras de donde iba a tomar el colectivo para El Calafate.
Y como dice Sabina, contenta me fui cantando: Vamonos vamonos, vamonos p'al Sur, vamonos vamonos...
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